Pequeñas mentiras para contar grandes verdades

Muchas veces ser actriz es funcionar como alguien que está actuando en una historia de la que forma parte, pero que no es la suya sino la historia que alguien quiere contar a través de ella; incluso a pesar de ella. Pero el trabajo de una actriz se puede convertir también en un modelo de resistencia contra esa forma de actuar.

Esto ocurre cuando se acepta ser parte de una historia y hablar por una misma, hasta el punto de aceptar que te cambie la vida y la forma que tenías de entender el mundo. Dejarse acompañar por el personaje en un proceso enriquecedor de descubierta y conocimiento. Hacer desaparecer la frontera que te separa del personaje sin ocultarse detrás del maquillaje y el disfraz. Construirse en mediadora sobre el escenario. Escuchar los silencios que se ocultan en vidas que también merecen ser contadas.

Patricia de Lorenzo (A Coruña, 1971) inicia su trayectoria profesional en 1990. Desde entonces trabaja ininterrumpidamente en diferentes disciplinas como teatro, música, doblaje y audiovisual. En 1994 se incorpora al grupo Chévere, donde además desenvuelve otras labores de dirección, administración, producción y gestión de la compañía. Participó como actriz en todos los montajes del grupo Chévere desde 1994, destacando su trabajo en Teatro do aquí (Rastros, de Roberto Vidal Bolaño, 1998), Moucho Clerck (O roixinol da bretaña, dirigida por Quico Cadaval, 1993), Centro Dramático Galego (Un refaixo para a Celestina, 1993. O incerto sr. Don Hamlet, de A. Cunqueiro, 1991. Yerma, de F. García Lorca, 1990), Pifano (Tatuaxe, 1992), Elsinor Teatro (A canción do deserto, 1989).

Entre los premios recibidos destacan: Premio Mestre Malteo 2020 Actriz Protagonista por Eroski Paraíso. Premio Xoglaresa de Outono 2019 concedido por el FIOT de Carballo por la trayectoria artística. Premio María Casares Mellor Actriz Secundaria 2014 por Eurozone. Premio María Casares Mellor Actriz Protagonista 2012 por Citizen.